Llevábamos unos días de mucho bochorno, y la verdad: si tiene que hacer bochorno, por lo menos que haga solete, porque si encima llueve y te tienes que quedar en casa, malo. Así que cuando vimos que hacía día de playa, para Akumal que nos fuimos.
Nos lo pasamos muy muy bien. Y eso que llegamos a pensar que se nos iba a resistir y que tendríamos que dejarlo para otro viaje. Pero creo que la clave está en no preocuparse y en contagiarse del suave ritmo caribeño.
Poco vamos a decir de lo mucho que nos ha gustado Akumal. En este caso, todo se explica mejor con imágenes:
La fiesta que vivimos esa misma noche también se explica mejor con imágenes. Pero, de momento, vamos a guardarlas bajo llave, aunque alguien ya haya filtrado algunas en FB… ;)
Nos levantamos a las seis y media de la mañana. Hoy vamos de excursión y sabemos que, como mínimo, hasta dentro de doce horas no vamos a volver (al final son quince). Primero nos llevan a un cenote que está como dentro de una cueva, con unas cruces. A pesar de que no hace muy buen tiempo, nos bañamos y nos hacemos fotos debajo del agua (¡cámara cortesía de Tama!):
Luego nos llevan a comer a una hacienda con baile tradicional incluido. El arroz no está nada mal y los tacos con cerdo y algo de picante tampoco. Para acabar: ¡arroz con leche mexicano! Mmmm… Lo que más nos impresiona es el colorido del mercado, los platos y las hamacas (lástima que estemos empezando el viaje porque yo una hamaca me la llevaba, ya lo sabe bien Eli, pues hace cuatro días que no dejo de repetir lo mismo).
Después de comer, vamos a Chichén Itzá: IMPRESIONANTE, no tengo nada más que decir. Aquí van unas cuantas imágenes de muestra:
Chichén Itzá se compone de diferentes estructuras.
Templo del Kukulcán (en cuya parte superior vivía el sacerdote). En sus escalones, peldaños y costados queda plasmado el calendario maya.
Una curiosidad: dentro de la pirámide hay otra pirámide más pequeña. Hasta 2007, sólo lograban entrar los primeros diez afortunados de la interminable cola que se formaba en la única puerta de acceso al interior de la pirámide. Cuando este yacimiento arqueológico fue nombrado una de las siete maravillas del mundo, se prohibió la entrada al interior de la misma. Nadie puede entrar. Bueno, nadie nadie no. Jennifer López tuvo el privilegio de poder grabar uno de sus últimos videoclips dentro de la estructura. Pasen y vean:
Templo de los guerreros. Las columnas que presiden el templo son cuadradas y tienen grabadas las siluetas de los guerreros de la época. Las que están al lado, son redondas. En lo alto de la estructura, el Chac Mool.
Templo de Venus.La diosa es representada en la parte frontal del templo con la siguiente imagen:
Cancha del juego de pelota. Esta cancha nada tiene que ver con la de Cobá. Es inmensa y la acústica es espectacular. Las señorías de un palco y de otro se podían comunicar hablando a pesar de estar a cientos de metros de distancia.
Las calaveras. Esta estructura era sólo un sistema de infundir miedo. En realidad, dentro no había nada y tampoco se dedicaban a ensartar cabezas en palos, como muestra la imagen. Pero eso los enemigos no lo sabían, y a los mayas les bastaba con hacerles creer lo contrario.
El cenote sagrado. Sagrado porque era donde tiraban el cuerpo de la joven afortunada que sacrificaban para los dioses.
Las muchachas que nacían el 26 de septiembre estaban destinadas a los dioses. Las largas épocas de sequía los sacerdotes mayas las atribuían a que los dioses estaban enfadados. Para compensar el enfado, les concedían a la afortunada nacida en dicha fecha. La joven era adornada con montones de joyas. Le abrían el pecho, le arrancaban el corazón y luego lanzaban su cuerpo al cenote (joyas incluidas). El corazón lo quemaban, y la fumata blanca que desprendía la interpretaban como el alma de la joven ascendiendo hacia las deidades. Aunque a veces moría antes de que le arrancaran el corazón, o bien por el peso de las joyas o por el brebaje que le hacían consumir. Pero este tipo de cosas no salían a la luz. A los dioses no se les podía ofrendar a medias.
De todo lo que nos cuenta el guía, lo que más nos llama la atención es:
1.Que los juegos de pelota podían durar semanas, incluso meses (el tiempo que tardaran los jugadores en meter la pelota por el aro).
2.Que los números que hay escritos en muchas de las piedras que forman la cancha se deben a un error de uno de los arqueólogos que la reconstruyó. Cada pieza descubierta tiene que ser registrada con un número, pero debe hacerse con una tinta que a la larga desaparezca del resto arqueológico. Al arqueólogo que se equivocó le retiraron el derecho a trabajar durante diez años.
3.Que las familias de las jóvenes que nacían el 26 de septiembre eran ascendidas y se les concedían todo tipo de lujos, igual que a la niña. Pero sólo hasta el día de la muerte de ésta. En realidad, era un honor que para la familia que la niña fuera la elegida, a pesar de que eso supusiera su fallecimiento prematuro.
4.Que las chicas se pudieran casar en cuanto aprendían a cocinar, tuvieran la edad que tuvieran.
Finalmente, nos llevan a Valladolid. Valladolid podría ser cualquier ciudad del interior de Andalucía. Casitas bajas, mucho colorido y grandes puertas que permitían la entrada de los caballos y carruajes. En medio de la plaza, las banquetas de las castidad. En el siglo XVI no estaba bien visto que las chicas se sentaran sobre las piernas de los novios. ¡Por favor!
Y aquí acaba nuestro extenuante día. Bueno, en realidad siguieron casi tres horas de camino de regreso y la incertidumbre de si nos dejarían en Playa del Carmen o no. Pero no estuvo nada nada mal la excursión.
El yacimiento de Cobá es espectacular. Se puede visitar andando, en bici o en limusina maya (un triciclo con un asiento frontal en el que se coloca el turista) empujada por locales que trabajan en las ruinas. Nosotros decidimos andar.
Esta zona arqueológica (apenas excavada) se divide en tres yacimientos: el grupo Cobá, el grupo Macanxoc y el de las Pinturas. Dentro del primero, está el templo de las Iglesias, la segunda pirámide más alta de Cobá.
Y en el segundo, se encuentra Nohoch Mul, un montículo de 42 metros, aún más alto que el templo de las Iglesias. Es muy gracioso ver a las yayas subir y bajar en un pis pas y a algunos hombretones mexicanos descender de culo. Aquí van algunas fotos de la escalada de Fran (de negro):
Cerca de Nohoch Mul, hay una cancha de juego de pelota, deporte que, al parecer, dio origen al moderno baloncesto. Y, finalmente, en el grupo de las Pinturas, glifos mayas y demás grabados por todas partes.
Lo que más nos llama la atención, sin contar las impresionantes estructuras, palacios, templos, es la jungla que rodea todo el yacimiento. Desde arriba, desde Nohoch Mul, sólo se ve un espeso manto verde, y si desde abajo, desde los sacbé, los caminos, miras hacia arriba, apenas se adivina el cielo. Por un momento, tienes la sensación de estar en plena selva, pero con la diferencia de que sólo se ven unos pocos bichillos: orugas voladoras y una especie de basiliscos terrestres la mar de simpáticos.
Ésta no es la oruga voladora. Es Pingu (¡biricare, birifore, mec mec!) y nos acompaña en este viaje.
Hay quien dice que una leyenda maya prevé que el fin de los tiempos tendrá lugar el 21 de diciembre de 2012. Y el glifo a partir del cual se hace dicha interpretación se encuentra en Cobá. ¡Pero que nadie se preocupe! Según un guía italiano, al que nos acercamos disimuladamente, en realidad, lo que señala esta piedra es un fin de ciclo (¡uuuuf!).